Siempre que la veo, me mira; yo la miro, ella me vuelve a mirar, me giro y me sigue mirando. Con esa expresión de diva de mármol, fría pero al mismo tiempo caliente compañía. En días lluviosos, aguanta como una estatua en un jardín antiguo que llegue la hora del misterio y volvamos a pasar por su órbita atrayente.
Según cómo la mires, puedes estremecerte de mil maneras, pero todas son buenas. Y ella se pregunta: ¿Inspiro temor o admiración? ¿O las dos cosas? Yo no me canso de mirarla, y seguro que algún día me susurrará su secreto al oído. Sólo sé una cosa: es bella, pero es inalcanzable, porque ella es de otro mundo.
2 comentarios:
Afortunadamente tiene ese maravilloso telón oscuro de fondo que la hace sobresalir con su estandarte de piedra impoluta. Inspira respeto... Has probado con un primer plano? Just an idea ;-)
Besos!
Jajajaja, las tengo de todas clases, de esta dama de mármol. Es una musa para mí. Si visitas Bilbao, vete a la plaza San Vicente, junto a Jardines de Albia y el Cafe Teatro (Antzoki).
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