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sábado, 18 de octubre de 2008

MORBOSIDAD INOCENTE


MORBOSIDAD INOCENTE


Algunos nos abrían las puertas, ahora nos las cierran por todas las partes, pero yo estoy convencido de que por alguna parte hay alguna puerta abierta. Busco a toda velocidad el último reducto de libertad, y sigo buscando, como un lobo cerrado dentro de una trampa mortal de esas de las películas realistas del blanco y negro del franquismo. Y mientras escucho a The Doors, me vienen imágenes de escapismo, imágenes de otra época más libre y más pura. Una época en la que decir sí, era afirmativo, y decir no, era negativo. El ambiguo no estaba en el guión.

La rabia del artista que acaba de ver su futuro dentro de una botella, después dentro de un vaso, y posteriormente dentro de un vaso lleno de vino del Vesubio, se rebela contra esa estupidez perecedera de esa gente vestida de forma anodina, esa gente de apocados instintos, y esos aprendices de personas. Todo eso es inútil, todo lo que quiero oír es un buen disco de rock and roll, no quiero más. Me entristecen tantas opiniones vacías, tantas mentiras, tanta mierda embotellada.

Siempre vuelvo a lo mismo, a esos grandes discos, de sencillas portadas y repletas de vida que nunca morirán. Cuando veo el barco de cristal arribar a las costas de este continente perdido, sólo deseo que todo esto tenga un fin, y que el tema de la película tenga un desarrollo normal.

Pero como siempre vuelvo a caer sobre los pensamientos de un rockero empedernido, y siempre vuelvo a exponer mis ideas, basándome en los postulados de un drogadicto y un alcohólico, asumo que Jim dicta mis pensamientos más ocultos, me aconseja que la mejor forma de ser libre, es ser tú mismo; él no me dicta lo que tengo que opinar; ya lo he descubierto hace mucho tiempo.

A las tantas de la mañana he purificado mi alma en una persiana a medio cerrar; allí esperaba una tabernera escondida y en silencio, escuchando un disco de flamenco taleguero, unos cuentos sobre películas desmenuzados por un cocinero asesino, y unos cuantos enanos danzando en el aire, contándome historias sobre poetas imposibles.

Estoy enamorado de la vida subterránea, de la que nada se sabe. Estoy convencido de que cuando Morrison me decía “enciende mi pasión”, estaba hablando de algo más que la propia idea de morbosidad inocente. Siempre que escucho este tema propio de las teorías matemáticas de Bach, me congratulo en pensar que no estoy solo y la propia mente hace su propio trabajo sucio, convenciéndose de que no estás solo, y en verdad quiero creer que no es así.

Quiero creer que mi pasión por la vida no es en vano, y que la gente que me rodea, me quiere; creo que no es mucho pedir; quiero querer y ser querido, eso no vale dinero. Sólo pido una cosa: pínchame para saber que siento, pellízcame para sentirme vivo, y entonces te diré que enciendas mi pasión y yo encenderé la tuya.

Hay veces que tengo ganas de llorar, y que todos tengan el placer de depositar ese líquido tan escaso en el regazo de otro; al igual que todos deberíamos reír de verdad. ¿Es tan insólito llorar ante algo bello? Yo creo sinceramente que no. No me siento avergonzado de ver que otros lloran por lo mismo que lloro yo. La satisfacción de sentirme vivo, es la satisfacción de poder sentir el viento soplar y de contagiar mi espontaneidad a todo el común de los mortales en esta ciudad repleta de cadáveres culturales. Tengo que buscar mi propio destino, buscar mi propia alma gemela, y eso es una tarea muy dura.

He estado toda la noche vagando por la ciudad, de bar en bar, de alma en alma, hablando de lo que pesa el alma, de que hay una película que lo explica, y todavía no he encontrado el director que dirija el caos que hay en mi cabeza. Algún día ordenaré mis ideas y se las daré a algún sabio en otra época.

A través de un espejo veré la luz y me comunicaré con el destino vestido de blanco. Más allá de esa imagen irreal de nuestro plano real difundiré mis pareceres con aquellos a los cuales no veo, pero sí intuyo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo te quiero Rober,
una chica guapíiisima que siempre se alegra de verte.
muakkkks