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sábado, 17 de enero de 2009

1984: La verdadera cara del terror

Seguro que alguna vez os habéis mirado al espejo, y no reconocéis a la persona que tenéis delante. Pero no os asustéis, sólo hay que pensar que tenemos un doble, y lo estamos mirando cara a cara, como miramos nuestros demonios, con naturalidad; si no hacemos caso a los demonios, los demonios se irán a otra parte. Pero si lo que queremos es mortificar nuestra existencia, sólo tenemos que llamarlos.
Mientras tanto, me divierto, haciendo el loco con mi cámara, y rompiendo un poco los esquemas del arte más difícil: hacer que una fotografía insignificante, tenga un significado profundo. Todo es relativo y subjetivo. No todo el mundo verá lo mismo en una imagen, aunque en su visión, todos veamos lo mismo; los mapas mentales cambian la realidad.
George Orwell supo contar esto a las mil maravillas. Había un estado férreo que controlaba la vida privada de todo el mundo, pero sólo si vivías en la ciudad, y vivías dentro de ese estado informatizado; fuera de esas fronteras, había gente "deplorable", que trabajaba y vivía como podía: los proles. Pero el tema recurrente, es el miedo, y el terror que provoca. Todos estos regímenes hacen que nos aislemos y miremos a nuestros congéneres como mentirosos o embaucadores.
Pero todo esto está en la mente humana. No existe la humanidad maravillosa. La humanidad es como es. Con sus virtudes y sus defectos. Sus luces y sus sombras. Y sus épocas gloriosas y sus épocas oscuras.
Y de las épocas oscuras se aprende. Y es cuando el arte se transforma para comunicarnos con la urgencia del momento.

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