Y si navegáramos al revés a través de las nubes y boca abajo. Y si cogiéramos las nubes y las convirtiéramos en algodón de azúcar y nos las comiéramos dejándonos los bigotes pringosos. Y si te dijera que puedes coger la luna con una mano. Y si te dijera que te puedes fumar la niebla por la mañana. Y si te dijera que todas las cosas están en su sitio porque tienen que estar ahí… Y si te dijera tantas cosas que no tendrías tiempo en toda tu existencia de tomar conciencia de lo que has oído. Y si no tendrías capacidad de retener nada de lo que has visto en un día. Y si te dijera que no eres capaz de saber lo que pasó el anterior invierno. Y si te dijera que eres capaz de recordar lo que otro no pudo ser capaz de recordar. Y si te dijera que eres capaz de recordar lo que te pasó en un tarde de escuela. Y si te dijera que vives en una fantasía… Y si te dijera que cuando estoy escribiendo esto estoy experimentando las más terribles y a la vez más gratificantes sensaciones que un hombre puede vivir: y si te dijera que las manos me van solas cuando escribo estas líneas y cual máquina de escribir electrónica de otro mundo me dictara palabras que jamás habría soñado. Y es que el mundo es una ensoñación capaz de convertirse en realidad. Y si te dijera que los sueños son la forma de crear esas realidades, me dirías que estoy loco. Pero no lo crees en tu conciencia interna y algo te dice que debes crear cosas.
Amigo, sigue proyectando tus sueños en el cosmos e irradiarás la Vía Láctea; sólo tienes que hacer tu parte, el resto del puzzle se unirá por sí mismo y explotará ante tus ojos.
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